El trabajo de un redactor publicitario con cada nuevo cliente comienza, en la mayoría de los casos, con la presentación del portafolio del redactor. Sin embargo, el portafolio sólo permite al cliente hacerse una idea de cómo escribe el redactor: lo bien que conoce la sílaba, lo competente que es su escritura. Pero falta lo más importante: los indicadores de la eficacia del redactor. El objetivo principal del caso es mostrar al cliente potencial la experiencia del redactor publicitario en la resolución de problemas concretos de sus clientes.
Hoy en día, la gran mayoría de los redactores se limitan a enviar al cliente potencial muestras de sus textos en forma de escaneos o enlaces a documentos de Google. Pero un portafolio de este tipo permite obtener una información bastante parcial sobre el trabajo del redactor. Por otro lado, el caso es una información compleja, en base a la cual el cliente podrá concluir si el redactor es adecuado para un problema concreto. El caso contiene información sobre el número de conversiones a los artículos por parte del redactor de diferentes fuentes, reseñas de los artículos y otra información.
El redactor publicitario, que se preocupa por su reputación y por la presencia constante de sus clientes, se asegura de que después de cada pedido del cliente, pregunta si puede utilizar el proyecto en el caso o en la cartera. Un proyecto se utiliza para mostrar a otros clientes sólo con el consentimiento de la persona o empresa para la que se hizo el proyecto.
Sólo se incluyen en los casos los proyectos para los que existe una retroalimentación y la posibilidad de tomar datos específicos.
En ningún caso se debe proporcionar información inexacta, y mucho menos ajustar las cifras de las capturas de pantalla con editores gráficos a su favor. Exponer el engaño puede costarle al redactor su reputación.
En el caso debe ser muy claro, conciso y concreto. El cliente potencial debe ver inmediatamente todos los indicadores de rendimiento del redactor.
También puede adjuntar al caso el método de cálculo del coste de los servicios de redacción y las tarifas básicas, como las tarifas por 1000 caracteres, etc. La metodología también estipula: el pago por separado de la promoción de contenidos, la selección de ilustraciones, la creación de infografías y otros servicios adicionales.
Se considera una estructura de caso estándar: «Problema – acción – resultado».
Un buen redactor coloca en el caso una breve descripción del servicio prestado, que contiene el problema o una lista de problemas a resolver, la forma en que se resolvió el problema y también una confirmación de que el problema se resolvió con éxito.
Hoy en día, cada vez más clientes exigen a los redactores publicitarios no una cartera que contenga un cierto número de textos, sino casos elaborados de forma competente, en base a los cuales se puede concluir que el redactor publicitario no sólo es competente en la escritura, sino que también tiene un conjunto de habilidades para resolver ciertas tareas de promoción de los recursos en línea del cliente.