Hay situaciones en las que los textos publicitarios clásicos no funcionan o funcionan muy mal. Aunque los textos están redactados con gran calidad y cumplen todos los requisitos de este tipo de redacción. Entonces la gente recurre a soluciones no estándar. Una de ellas es el uso del storytelling (contar una o varias historias) en los textos publicitarios. Esta técnica puede influir significativamente en la percepción del producto o servicio por parte de los clientes potenciales.
El storytelling es bueno para utilizarlo cuando el lector de un recurso se ha hartado de los textos tradicionales de marketing que se llevan al límite, pero la vida es tal que hay que poner más en el recurso. La narración de historias se convertirá en un verdadero «ayudante». Si lo haces bien, conseguirás un texto de marketing, que el usuario puede no percibir como publicidad, pero la historia que lea le hará decidirse involuntariamente a comprar algo o pedir un servicio.
Las historias escritas con storytelling pueden «mezclarse» con los anuncios ordinarios cuando funcionan bien, pero existe el peligro de que el enfoque tradicional pueda aburrir a los usuarios.
El autor puede inspirarse en una historia real o, si tiene algo de imaginación, puede inventar la suya propia. Pero en cualquier caso, la historia debe cumplir ciertos criterios. En particular, debe tener un héroe cercano al lector y con el que la gente empatice. Puede ser el fundador de una empresa en sus inicios. Por ejemplo, las historias de Steve Jobs, Bill Gates o Henry Ford fueron muy buenas relaciones públicas para sus empresas. La historia también debe tener una trama completa con todos sus componentes: un giro argumental, un clímax y un desenlace. Además, un buen escritor no omite detalles, sino que los utiliza con éxito para animar la historia. El autor no debe olvidar que su descripción debe provocar, sin duda, las emociones del lector, que a su vez debe hacer uso de lo «oculto» en la oferta promocional de la historia. El final de la historia debe ser una moraleja o una conclusión. Pueden ser en texto plano o como una pista que el lector pueda entender fácilmente.
Se pueden utilizar diferentes técnicas de narración en función de los objetivos. Los relatos pueden organizarse en forma de «nido», con varios relatos secundarios agrupados alrededor del relato principal. Un principio similar es la llamada estructura de «pétalos», en la que varias historias están unidas por el mismo tema o idea. También son populares los esparcimientos, es decir, las historias sobre lo que podría haber sido y cómo fueron las cosas en realidad.
En cuanto al final de la historia, puede ser un final feliz, pero en algunos casos es más apropiado un final diferente: un final triste o abierto.